Toda la belleza de los santos es obra del Espíritu Santo. Así es también en el caso de san José, un ejemplo de esposo y padre para todos los hombres de hoy. Él reúne las virtudes de la fortaleza, la discreción, la sencillez, la laboriosidad y el amor comprometido.
El año de san José termina -el próximo 8 de diciembre- queremos recordar los frutos que el Espíritu Santo ha dejado en Él:
1- Caridad:
Es el reflejo del amor que Dios sentía por él y que le ayudaba a ver a su Hijo en los demás para así amarlos.
2- Gozo:
Es la felicidad permanente del amor que sentía por Dios y de saberse amado por Él en cada momento.
3- Paz:
Es la serenidad de vivir en el Amor junto a su esposa María y a su Hijo, Jesús, formando una familia.
4- Paciencia:
Es la firmeza en la fe y su ánimo constante frente a toda prueba y adversidad en la misión que Dios le dio.
5- Afabilidad:
Es la alegría que desprendía porque conocía su miseria y sabía que Dios estaba siempre a su lado.
6- Bondad:
Es el temor de ofender a Dios, para mantener el alma limpia de pecado y el corazón lleno de amor.
7- Fe:
Es el don que el santo patriarca pedía con profundo respeto y humildad a través de la oración.
8- Docilidad:
Es el resultado de su paciencia, humildad y mansedumbre de quien estaba totalmente entregado a Dios.
9- Templanza:
Es la virtud de quien no vive en sí mismo, sino enteramente en Dios, dueño de sus hábitos y actos.
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