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Jaime Rodríguez, LC: “La Teología del Cuerpo es la mejor ‘vacuna’ contra el miedo al compromiso”

El padre Jaime Rodríguez, LC ha estudiado a fondo la Teología del Cuerpo de san Juan Pablo ii. Hoy se dedica a transmitir toda esta riqueza que ha recibido a través de los cursos del Instituto de Desarrollo y Persona de la Universidad Francisco de Vitoria y del programa Yiós del Regnum Christi, dirigido a los jóvenes. En esta entrevista con Misión presenta un ABC, cercano y sencillo, para quienes quieren enterarse, de una vez para siempre, en qué consiste esta teología que está transformado la vida de tantas personas.

Por Mar Solís

Artículo publicado en la edición número 71 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

¿Qué es la Teología del Cuerpo de san Juan Pablo II?

Es un conjunto de 133 catequesis que san Juan Pablo II dio en la plaza de San Pedro entre 1979 y 1984 y que hoy se encuentran recogidas en el volumen Hombre y mujer los creó, un auténtico tratado sobre el hombre y su vocación al amor, en donde va explicando quién es el hombre a la luz del plan de Dios. La Teología del Cuerpo es la mejor  “vacuna”  para los males que sufre el mundo de hoy: culto al cuerpo, carencia de vínculos, miedo al compromiso… Hay quienes piensan que esto es  “una moda”, pero no es así. George Weigel dijo que la Teología del Cuerpo es como una bomba de relojería de efecto retardado, destinada a explotar en algún momento del siglo XXI. ¡Posiblemente eso es lo que está pasando en estos momentos! 

¿Por qué es importante para nosotros conocer la Teología del Cuerpo?

En el Concilio Vaticano II se tomó conciencia de que existe una vocación universal a la santidad, y de que el matrimonio es una vocación a la santidad. Durante mucho tiempo se tuvo una visión del matrimonio como una vocación de “segunda” . Lo que Juan Pablo II hace es revalorizar el papel del cuerpo y la santidad de la sexualidad matrimonial, que no se habían desarrollado suficientemente hasta entonces.

¿Cuáles diría que son sus principios fundamentales?

Señalaría tres. El primero, que el cuerpo es expresión de la persona. No es que yo tenga un cuerpo, sino que yo soy mi cuerpo, y a través de mi cuerpo se revela quién soy. En esta visión de la persona cuerpo, alma y espíritu no se pueden separar o disociar. La Teología del Cuerpo propone una visión del cuerpo muy particular que enlaza con el hecho de que “el Verbo se ha hecho carne”  y dice: desde que el Verbo se hizo carne, el don del cuerpo ha entrado por la puerta grande en la teología: todo lo relacionado con el cuerpo es objeto teológico.

“Con la Teología del Cuerpo el don del cuerpo ha entrado por la puerta grande en la teología”

¿Y el segundo principio cuál sería? 

Es lo que se conoce como el “tríptico antropológico” que se desarrolla en las primeras 23 catequesis. No podemos entender quién es el hombre ni a qué está llamado si no entendemos que tiene un origen y un destino; que ha sido creado por amor y para siempre. Los tres primeros ciclos de catequesis hablan del hombre originario, del hombre histórico y del hombre del más allá. 

¿A qué se refiere? 

Con el hombre originario Juan Pablo ii lo que hace es remontarse a ese hombre que sale de las manos de Dios: ¿qué nos cuentan los relatos de la creación? ¿Qué relación tienen Adán y Eva conmigo?  Va desarrollando la relación de ese hombre  “originario” con el hombre actual, contigo y conmigo.  ¡Una gran novedad! 

¿Y el hombre histórico y el del más allá?

Cuando hablamos del hombre histórico, Juan Pablo II dice que hemos sido concebidos con el pecado original, pero que no sólo somos hombres caídos, sino también hombres redimidos. El hombre histórico ha sido tocado por la gracia. Esa es la parte más esperanzadora: ver cómo la gracia transforma al hombre. Y la tercera parte de tríptico antropológico es el hombre del más allá, el que se salva, el que va a resucitar con su cuerpo. Ahí él explica que todas las relaciones mediadas por el don del cuerpo van a llegar a plenitud cuando estemos en la comunión eterna con Dios. Esto abre un mundo de esperanza a la persona entera.

“Cuando la Teología del Cuerpo te muestra que estás muy bien hecho, eso te transforma”

¿Dónde queda la vocación al amor? 

Después de haber explicado quién es el hombre, de dónde viene y a dónde va, se ve que todo hombre procede del amor y está llamado al amor. Como enseña el Concilio Vaticano II, el hombre es la única creatura que es fin en sí misma, pero no es fin de sí misma, porque el hombre sólo encuentra el sentido de su vida en el don desinteresado de sí a los demás. Quien no ama no cumple su misión. 

¿Cómo llegó a la Teología del Cuerpo? 

Por un interés pastoral. Viví muchos años en Roma, y allí empecé a colaborar como capellán en los retiros de Amor Seguro sobre Teología del Cuerpo. Así descubrí los cambios que provocaba en las personas conocer este nuevo enfoque sobre el tema del cuerpo y del amor. En 2018 tuve la oportunidad de hacer un doctorado y estoy muy contento de haber escogido este tema.

El padre Jaime con su hermana, Marta Rodríguez, con quien comparte esta pasión por la Teología del Cuerpo. Juntos han impartido muchos cursos.

El padre Jaime con su hermana, Marta Rodríguez, con quien comparte esta pasión por la Teología del Cuerpo. Juntos han impartido muchos cursos.
¿En qué le ha cambiado la vida?

Me ha ayudado a entender el valor de mi cuerpo, mi vocación al amor, la fecundidad espiritual, y otras nociones que no estaban bien desarrolladas en la formación sacerdotal que recibí: la importancia de la dimensión afectiva, la complementariedad del varón y la mujer, la belleza del cuerpo y de cómo estamos creados. 

Hoy se dedica de lleno a difundir este conocimiento…

Al llegar a España, hace un par de años, he empezado a colaborar en Yiós Academy, que sirve para formar a formadores en Teología del Cuerpo, así como en los cursos de la Universidad Francisco de Vitoria, y veo cómo este conocimiento transforma, alegra y atrae a los jóvenes de hoy. Creo que la Teología del Cuerpo ha venido para quedarse y depende de nosotros el saber transmitir este legado, como seguramente soñó Juan Pablo II, y responder así a la conversión pastoral a la que nos llama el Papa Francisco.  

¿A quién van dirigidas estas catequesis en Teología del Cuerpo?

Uno pensaría que están dedicadas a novios y a matrimonios, sin embargo, son para todo el que tiene cuerpo. Me llama la atención ver cómo tocan el corazón de quienes las conocen porque hoy estamos muy heridos en nuestra identidad, en nuestro cuerpo, en nuestra autoestima, y tenemos vínculos frágiles que no nos ayudan a dejarnos amar y a aprender a amar. Cuando la Teología del Cuerpo irrumpe y te narra el Génesis, te muestra que estás muy bien hecho, que eres fruto del amor de Dios, que eres un don, que tienes una vocación, eso te transforma.


OBSTÁCULOS PARA VIVIR HOY LA TEOLOGÍA DEL CUERPO
1. Falta de interioridad

“Vivimos en una cultura llena de estímulos que nos conduce a volcarnos hacia el exterior”, afirma el padre Jaime Rodríguez, LC. Todo lo contrario de lo que Juan Pablo ii propone en la Teología del Cuerpo. “A través de las experiencias originarias él desarrolla un tratado de la interioridad y de la intimidad de la persona”, explica este sacerdote, e incide en que hoy necesitamos redescubrir esta capacidad de estar solos y de entrar en nosotros mismos, para luego poder entrar en unión con los demás.

2. No comprender el valor del cuerpo

“El culto al cuerpo que existe hoy (ser joven, sano, guapo, fuerte) es una especie de desprecio de la persona –explica el padre Jaime–, porque no permite descubrir a la persona, y eso está llevando a muchos hombres y mujeres a vivir una relación con el cuerpo llena de turbulencias, de rechazo”. En cambio, la Teología del Cuerpo enseña que todo cuerpo es hermoso. Juan Pablo II habla de cómo el cuerpo embellece cuando envejece. “Es muy significativo ver que las arrugas del cuerpo de un anciano llevan impresas la experiencia, las heridas, su donación a los demás”, dice Rodríguez. Y puntualiza que la enfermedad y la infertilidad no le quitan belleza al cuerpo.

3. La fractura entre sexualidad e intimidad

Según la propuesta de Juan Pablo II, el lenguaje de la sexualidad es el lenguaje de la intimidad. “Cuando se separa y se considera la sexualidad simplemente como un juego sin crear ningún vínculo, se produce una fractura interior”, advierte el padre Jaime.

Por Mar Solís

Artículo publicado en la edición número 71 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.

¿Qué es la Teología del Cuerpo de san Juan Pablo II?

Es un conjunto de 133 catequesis que san Juan Pablo II dio en la plaza de San Pedro entre 1979 y 1984 y que hoy se encuentran recogidas en el volumen Hombre y mujer los creó, un auténtico tratado sobre el hombre y su vocación al amor, en donde va explicando quién es el hombre a la luz del plan de Dios. La Teología del Cuerpo es la mejor  “vacuna”  para los males que sufre el mundo de hoy: culto al cuerpo, carencia de vínculos, miedo al compromiso… Hay quienes piensan que esto es  “una moda”, pero no es así. George Weigel dijo que la Teología del Cuerpo es como una bomba de relojería de efecto retardado, destinada a explotar en algún momento del siglo XXI. ¡Posiblemente eso es lo que está pasando en estos momentos! 

¿Por qué es importante para nosotros conocer la Teología del Cuerpo?

En el Concilio Vaticano II se tomó conciencia de que existe una vocación universal a la santidad, y de que el matrimonio es una vocación a la santidad. Durante mucho tiempo se tuvo una visión del matrimonio como una vocación de “segunda” . Lo que Juan Pablo II hace es revalorizar el papel del cuerpo y la santidad de la sexualidad matrimonial, que no se habían desarrollado suficientemente hasta entonces.

¿Cuáles diría que son sus principios fundamentales?

Señalaría tres. El primero, que el cuerpo es expresión de la persona. No es que yo tenga un cuerpo, sino que yo soy mi cuerpo, y a través de mi cuerpo se revela quién soy. En esta visión de la persona cuerpo, alma y espíritu no se pueden separar o disociar. La Teología del Cuerpo propone una visión del cuerpo muy particular que enlaza con el hecho de que “el Verbo se ha hecho carne”  y dice: desde que el Verbo se hizo carne, el don del cuerpo ha entrado por la puerta grande en la teología: todo lo relacionado con el cuerpo es objeto teológico.

“Con la Teología del Cuerpo el don del cuerpo ha entrado por la puerta grande en la teología”

¿Y el segundo principio cuál sería? 

Es lo que se conoce como el “tríptico antropológico” que se desarrolla en las primeras 23 catequesis. No podemos entender quién es el hombre ni a qué está llamado si no entendemos que tiene un origen y un destino; que ha sido creado por amor y para siempre. Los tres primeros ciclos de catequesis hablan del hombre originario, del hombre histórico y del hombre del más allá. 

¿A qué se refiere? 

Con el hombre originario Juan Pablo ii lo que hace es remontarse a ese hombre que sale de las manos de Dios: ¿qué nos cuentan los relatos de la creación? ¿Qué relación tienen Adán y Eva conmigo?  Va desarrollando la relación de ese hombre  “originario” con el hombre actual, contigo y conmigo.  ¡Una gran novedad! 

¿Y el hombre histórico y el del más allá?

Cuando hablamos del hombre histórico, Juan Pablo II dice que hemos sido concebidos con el pecado original, pero que no sólo somos hombres caídos, sino también hombres redimidos. El hombre histórico ha sido tocado por la gracia. Esa es la parte más esperanzadora: ver cómo la gracia transforma al hombre. Y la tercera parte de tríptico antropológico es el hombre del más allá, el que se salva, el que va a resucitar con su cuerpo. Ahí él explica que todas las relaciones mediadas por el don del cuerpo van a llegar a plenitud cuando estemos en la comunión eterna con Dios. Esto abre un mundo de esperanza a la persona entera.

“Cuando la Teología del Cuerpo te muestra que estás muy bien hecho, eso te transforma”

¿Dónde queda la vocación al amor? 

Después de haber explicado quién es el hombre, de dónde viene y a dónde va, se ve que todo hombre procede del amor y está llamado al amor. Como enseña el Concilio Vaticano II, el hombre es la única creatura que es fin en sí misma, pero no es fin de sí misma, porque el hombre sólo encuentra el sentido de su vida en el don desinteresado de sí a los demás. Quien no ama no cumple su misión. 

¿Cómo llegó a la Teología del Cuerpo? 

Por un interés pastoral. Viví muchos años en Roma, y allí empecé a colaborar como capellán en los retiros de Amor Seguro sobre Teología del Cuerpo. Así descubrí los cambios que provocaba en las personas conocer este nuevo enfoque sobre el tema del cuerpo y del amor. En 2018 tuve la oportunidad de hacer un doctorado y estoy muy contento de haber escogido este tema.

El padre Jaime con su hermana, Marta Rodríguez, con quien comparte esta pasión por la Teología del Cuerpo. Juntos han impartido muchos cursos.

El padre Jaime con su hermana, Marta Rodríguez, con quien comparte esta pasión por la Teología del Cuerpo. Juntos han impartido muchos cursos.
¿En qué le ha cambiado la vida?

Me ha ayudado a entender el valor de mi cuerpo, mi vocación al amor, la fecundidad espiritual, y otras nociones que no estaban bien desarrolladas en la formación sacerdotal que recibí: la importancia de la dimensión afectiva, la complementariedad del varón y la mujer, la belleza del cuerpo y de cómo estamos creados. 

Hoy se dedica de lleno a difundir este conocimiento…

Al llegar a España, hace un par de años, he empezado a colaborar en Yiós Academy, que sirve para formar a formadores en Teología del Cuerpo, así como en los cursos de la Universidad Francisco de Vitoria, y veo cómo este conocimiento transforma, alegra y atrae a los jóvenes de hoy. Creo que la Teología del Cuerpo ha venido para quedarse y depende de nosotros el saber transmitir este legado, como seguramente soñó Juan Pablo II, y responder así a la conversión pastoral a la que nos llama el Papa Francisco.  

¿A quién van dirigidas estas catequesis en Teología del Cuerpo?

Uno pensaría que están dedicadas a novios y a matrimonios, sin embargo, son para todo el que tiene cuerpo. Me llama la atención ver cómo tocan el corazón de quienes las conocen porque hoy estamos muy heridos en nuestra identidad, en nuestro cuerpo, en nuestra autoestima, y tenemos vínculos frágiles que no nos ayudan a dejarnos amar y a aprender a amar. Cuando la Teología del Cuerpo irrumpe y te narra el Génesis, te muestra que estás muy bien hecho, que eres fruto del amor de Dios, que eres un don, que tienes una vocación, eso te transforma.


OBSTÁCULOS PARA VIVIR HOY LA TEOLOGÍA DEL CUERPO
1. Falta de interioridad

“Vivimos en una cultura llena de estímulos que nos conduce a volcarnos hacia el exterior”, afirma el padre Jaime Rodríguez, LC. Todo lo contrario de lo que Juan Pablo ii propone en la Teología del Cuerpo. “A través de las experiencias originarias él desarrolla un tratado de la interioridad y de la intimidad de la persona”, explica este sacerdote, e incide en que hoy necesitamos redescubrir esta capacidad de estar solos y de entrar en nosotros mismos, para luego poder entrar en unión con los demás.

2. No comprender el valor del cuerpo

“El culto al cuerpo que existe hoy (ser joven, sano, guapo, fuerte) es una especie de desprecio de la persona –explica el padre Jaime–, porque no permite descubrir a la persona, y eso está llevando a muchos hombres y mujeres a vivir una relación con el cuerpo llena de turbulencias, de rechazo”. En cambio, la Teología del Cuerpo enseña que todo cuerpo es hermoso. Juan Pablo II habla de cómo el cuerpo embellece cuando envejece. “Es muy significativo ver que las arrugas del cuerpo de un anciano llevan impresas la experiencia, las heridas, su donación a los demás”, dice Rodríguez. Y puntualiza que la enfermedad y la infertilidad no le quitan belleza al cuerpo.

3. La fractura entre sexualidad e intimidad

Según la propuesta de Juan Pablo II, el lenguaje de la sexualidad es el lenguaje de la intimidad. “Cuando se separa y se considera la sexualidad simplemente como un juego sin crear ningún vínculo, se produce una fractura interior”, advierte el padre Jaime.

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